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martes, 19 de marzo de 2013

I'm not proud of this but...

No hay nada más desgastante en una relación que el ORGULLO. Sea la relación que sea. 
El sentido común indica que los errores se asumen, luego de reflexionar, y habiendo asumido el error, lo que corresponde es disculparse, dejar de cometer ese error -o hacer el intento por dejar de errar-, e intentar enmendar el daño. 
Cuando una persona es orgullosa, por empezar no asume sus errores, no tiene el mínimo de madurez como para ver que tiene defectos -así como todas las personas tenemos defectos-, mucho menos tiene la madurez como para querer mejorar algún área de su vida. Así no se puede avanzar. Las actitudes orgullosas desembocan en soledad.

lunes, 4 de marzo de 2013

No me gusta cumplir años

Los típicos discursos "siempre me vas a tener", "nunca te voy a fallar" y "sos lo mas importante para mi" se diluyen en el egoísmo de las personas. Es preferible no prometer nada, antes que inculcarle a alguien una promesa que luego se derrite entre preferencias propias y falta de amor por el prójimo. Si el cumpleaños de alguien que se supone que amas es irrelevante comparado con tu propia agenda rutinaria, replanteate si lo amas. Si no sos capaz de cancelar nada en tu itinerario con tal de compartir un tiempo agradable con esa persona que "amas", ni siquiera por el motivo de su cumpleaños, no le estas demostrando que la amás. Los humanos somos cómodos y egoístas, siempre priorizamos nuestros intereses y postergamos a los demás. 
Demasiadas veces, uno se fija con quién puede contar... a veces con una sola mano contamos las personas que realmente responden por nosotros, a veces hasta nos sobran varios dedos de esa mano. Pero siempre tengo la certeza de que cuento con al menos una sola persona: Jesús. La gente está ocupada en sus propios asuntos y no pueden modificar su agenda para dedicarte unas horas, ni siquiera una vez al año. Jesús esta las 24 horas del día pendiente de lo que necesitás, cuidándote, brindándote su amor y te lo demuestra recordándote la Cruz en la que murió para luego resucitar por todos nosotros, lo merezcamos o no, Él lo hizo. No dejemos de contar con Jesús, porque es el único que jamás falla. "Si somos infieles, él permanece fiel, porque no puede negarse a sí mismo."

viernes, 1 de marzo de 2013

"- Agarrá el plato y tiralo al suelo.
- Listo.
- ¿Se rompió?
- Sí.

- Ahora pedile perdón.
- Perdón.
- ¿Volvió a estar como antes?
- No.

- ¿Entendiste?"

Siempre tuve la teoría de que uno puede ayudar a que las personas se "arreglen". Como si tuviéramos un pegamento para prestarles. No van a quedar como antes, pero por lo menos van a estar estables, sin perder ninguna parte. A veces, con algunas cosas que me pasan, siento que algunas partes de mí se rompen. Enseguida te pido pegamento, porque es el tuyo el que quiero, no me interesa ir a comprarlo yo, quiero que me des TU ayuda. Vos me ayudás a pegar las partes que se salen y estoy bien, estoy completa de nuevo. Pero ahora soy muchísimo más frágil. Donde fui arreglada necesito secar, terminar de sanar, y esperar un tiempo, no puedo estar como si nada, porque otro mal movimiento y... me vuelvo a estropear. Vos pensás que yo puedo estar completa inmediatamente, que tu pegamento es permanente y que nunca más me vuelvo a romper... Pero no es así. Nadie es así. Necesito tiempo, para terminar de sanar. Si cada vez que me arreglás querés tratarme como si nada hubiera pasado, me vuelvo a romper. Ayudame a no romperme más. Tratame con delicadeza y voy a estar siempre para vos, completa. Teneme paciencia y voy a sanar, necesito que me cuides.

"Me hice cargo de tu luz"

Cuando era chiquita mi papá coleccionaba unos autos a escala, chiquititos, hermosos, tenían todos los detalles, por lo tanto eran muy frágiles. Yo, siendo nena, no disfrutaba jugar con autitos, solamente me gustaban ESOS. Los frágiles, los "prohibidos", los que sabía que tenía que cuidar más que a cualquier otra cosa con la que me permitieran jugar. Mi torpeza siempre los estropeaba, alguna cosa se aflojaba, se les desatornillaba una ruedita o se les partía algun espejito. La cuestión es que yo jugaba con esos autitos para ver hasta dónde podía llegar. Jugaba como con cualquier otra cosa, hasta que se rompía alguna parte y venían a retarme. Jugaba sabiendo que en algún momento iba a cometer un error que los rompiera, y me fijaba qué tan brusca podía ser con ellos, esa era mi diversión. El límite era el error. Cuando se rompía algo dejaba de jugar. La culpa era mía y el daño era irreparable.
A veces lo mismo sucede cuando las personas jugamos con la luz de los que amamos. Ellos nos conceden su luz y está implícita su fragilidad. Nosotros pensamos que podemos ser tan torpes como con todas las demás cosas, y esa luz se va desgastando. Llega un momento que ya no tiene ganas de brillar, porque nadie la admira como corresponde,  sólo son torpes con ella y se arruina. La luz se va apagando y ni siquiera así la tratan con delicadeza. Esa luz que llevamos dentro busca alguien con quien estar, alguien que la cuide, que sea feliz teniéndola, que busque hacerla brillar cada vez más, un combustible. Pero existe un riesgo, cuando dejamos nuestra luz en manos de la persona equivocada, porque no va a saber disfrutar de la luz, solo va a jugar con ella y la va a estropear. No va a ser el combustible, le va a sacar el oxígeno. Cuando elegimos mal quienes pueden ver nuestra luz, corremos el riesgo de que nuestra luz se apague, ya sea por miedo a la opinión del otro, o porque simplemente nuestra luz no es la que esa persona prefiere. 
Lo principal es valorar nuestra propia luz, para elegir a quién se la damos, y saber elegir otras luces, a las cuales valoremos y cuidemos tanto como pretendemos que cuiden la nuestra. Pero siempre va a existir un riesgo al dejar nuestra luz en manos de los demás.
Lo peor es que a pesar de los errores, me enseñaron a perdonar. ¿Por qué es lo peor? Porque aunque no nos lo hayan enseñado, como humanos amamos manipular. Y si yo te perdono vos me seguís manipulando. Y si no te perdono me siento mal conmigo misma. Se contradicen nuestros valores, se contradicen nuestras creencias, se contradicen nuestros deseos y yo siempre termino con las manos vacías. Te doy todo y vuelve nada mas lo suficiente como para que yo quiera seguir dandote todo. Aunque me encante volcar todo mi ser en vos, vos me das nada más un vasito de lo que sos. Y yo no quiero un vasito, tengo sed. Quiero una catarata, quiero todo lo que hay en vos. Soy exigente, ya sé. Pero nunca pretendí recibir más de lo que doy.

Si te alcanzara...

No puedo ser lo que vos querés, ni lo que nadie más quiere, porque para serlo tendría que dejar de ser como yo quiero. Y sinceramente, no quiero. Me gusta como soy, siempre me gustó, aunque hay cosas a mejorar, la esencia de uno es una elección. Si me cambiás dejo de ser yo. Si me llamás diferente, no me hablás a mí. 
Puse delante de tus ojos todo lo que soy, las cosas en las que consiste mi ser, y me dijiste que estabas de acuerdo. Te gustaba, me elegías, yo te alcanzaba. Ahora no te alcanzo, querés otra cosa que no está en mí. Yo no cambié, lo que soy sigue aquí y no se fué. Entonces por qué, así como así, cambiaste de parecer? Yo a vos te elegí, me enamoré de tu ser. Que sintieras lo mismo, o eso demostraras, eso me hace a mí felíz.

No me rindo

Lo que creo merecer ahora es un sueño utópico. ¿Por qué sera que tengo esa pésima costumbre de conformarme con tan poco? Es que nunca pedí demasiado, no creo que sea tan loco. Que me valores por lo que soy, que me quieras solamente a mi, porque yo a vos te amo... pero rompo todo lo que toco. No sirve que hoy me ames si mañana no pensas en mi. Es tan suave el paredón con el que me choco, y me estoy acostumbrando. Las cosas no salen como espero, me duele en el alma, pero es así. 
Es tan frágil el puente que nos une, apenas tiembla pido socorro, tengo miedo de caerme y que no estés ahí. Mi pobre cuore ya es un socotroco, sólo late por vos, se queja por vos y no me da bola a mí. No le interesan tus macanas y tus mocos, sigue adelante aunque no veas en lo que me convertí. En una piba noble, que dejó los berrinches, dice todo que sí. Lo que pasa es que viendo tantos errores tuyos, me di cuenta lo que es sufrir. No me sale ser como vos, nunca pude ser así. Mi corazón es muy respetuoso aunque a veces se pierda en el frenesí. Yo te amo tanto, nunca te quise herir, perdoname si te sofoco pero en este embrollo por lo menos a no hacerte lo mismo aprendí. Antes de mirar al costado, si ya no me elegís, no te olvides que como yo nadie te cuidó, y que nunca me rendí.