Cada vez que te veo me paralizo, brota en mi alma la alegría, sin embargo navego en la agonía. Y es que estás en cada momento, para brindarme tu protección, es tanta la luz que derrochás, que tengo miedo de encandilarme.
No te alejes, por favor, quiero tus manos para guiarme, tu voz para enseñarme a no ser sólo yo, necesito tu calor para mimetizarme con tu corazón, pero creo que ya es tarde, estás latente en cada parte.
No hay comentarios:
Publicar un comentario